040 - Primera vez

La primera vez
Localización : París, (Francia), abril 2013.
EXIF: Cámara: Nikon D80 · 18mm · f8 · 1/400» · 100 ISO · Sin Flash.

Llevábamos mucho tiempo preparando el viaje y Mario era consciente de que iba a visitar París. Como era un renacuajo y no tenía ningún tipo de referencia visual de la ciudad, pronto empezamos a hablarle de lo que iba a ver. Le hablamos de Notre Dame, del Sena y por supuesto, de la torre Eiffel.

Como siempre que acompaño a alguien que nunca ha estado en París, decidimos ir hasta el Trocadero evitando tener una buena perspectiva de la torre. Haciéndolo así te aseguras el máximo impacto al observar la torre en su esplendor con una de las mejores vistas. Hasta entonces solo has visto la torre desde la lejanía. Es solo entonces cuando te das cuenta de lo grande que es, de lo especial que es.

Sabía que quería tomar una foto en el momento en que la viese por primera vez, y me había planteado como lo haría. Tenía muchas dudas, pero una cosa tenía clara. No quería una foto de su cara sin ningún marco de referencia, teniendo que explicar qué es lo que había causado esa expresión que sabía que tendría.Mis mayores dudas surgían respecto a la cantidad de gente presente en la plaza en cualquier momento del año y del día. Así pues, con una idea un poco vaga de lo que iba a hacer, decidí improvisar. Cuando llegamos a la plaza, le tapamos los ojos y avanzamos hasta el borde de las escaleras. Yo me mantuve en todo momento detrás de él. En ese momento se abrió un claro en la muchedumbre y le dejamos mirar. Empecé a hacer fotos de su reacción. El resultado me resulta más que satisfactorio.

No es la primera vez que hago un retrato de este estilo. Ya antes le había tomado otro siguiendo el mismo esquema, en aquella ocasión en la playa, pero este me parece que es francamente mejor.

040 - Pensando

En qué piensas

Localización : Pedreña, (Cantábria), julio 2011. EXIF: Cámara:
Nikon D80 · 130mm · f8 · 1/250» · 100 ISO · Sin Flash.

Para mi, uno de los grandes aciertos a la hora de obtener un buen retrato es no solo captar la forma de ser de la persona retratada sino también su entorno, su oficio, su ámbito. Grandes genios de la fotografía han logrado grandes retratos de esta forma. Me acuerdo ahora de algunos de ellos, como por ejemplo aquel retrato de Stravinsky por Arnold Newman, del que ya he hablado en algún momento.

Pero hay algo que siempre me ha atraído irremediablemente, y son los retratos de espaldas, donde el fotografiado no se muestra de frente, ni siquiera de perfil y tan solo su figura nos permite reconocerle. Al fin y al cabo, ¿quien dice que en un buen retrato debe aparecer la cara?. Esto mismo llevado el extremo lo aplicó Kertész al retratarse junto a su mujer Elizabeth en una fotografía de su mano apoyada en el hombro de su mujer a quien tan solo se le ve la mitad de su cara.

Así pues, aquí quedan mis dos interpretaciones de la misma idea. En ambos casos me interesaba captar el entorno y sobre todo, seguir la mirada del pequeño. Esto era especialmente importante en el caso de la primera fotografía, donde me interesaba captar su reacción, no tanto su cara.

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